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Hoy en TV: un 'western' del que el director siempre ha renegado, pero merece la pena

Hoy en TV: un 'western' del que el director siempre ha renegado, pero merece la pena

El rodaje fue una experiencia para olvidar, pero quedo una cinta resultona

Mediados del siglo XX fue una época dorada para la industria cinematográfica americana. También fue un tiempo fantástico para los escándalos entre estrellas, disputas abiertas y todo tipo de cotilleos, como bien retrata Damien Chazelle en Babylon. Ejemplos de grabaciones endiabladas como las que aparecen en la cinta de Chazelle hay muchas y justo hoy emiten en televisión una de ellas.

Hablamos de Río sin retorno, un western de 1954 con Robert Mitchum y Marilyn Monroe como protagonistas. Si te apetece una buena sesión de mercenarios, forajidos y huidas a caballo, la emiten a las 21.15h en Be Mad.

Ambientada en el noroeste de Estados Unidos en 1875, la cinta sigue a Matt Calder, un viudo que acaba de cumplir condena en prisión tras haber matado a un hombre. Tras su salida de prisión, viaja hasta un pueblecito en auge para buscar a su hijo Mark, de 9 años, que ha quedado al cuidado de una cantante de salón de baile. Matt le promete que ahora vivirán juntos y felices, pero comienzan los primeros problemas.

Los problemas reales fueron los que tuvieron en el set de rodaje de Río sin retorno, donde todos parecían odiar a todos y tuvieron que unirse con el único objetivo común de sacar la película adelante. Pero empecemos por el principio. El guionista Louis Lantz tuvo la idea de tomar El ladrón de bicicletas de Vittorio De Sica y convertirla en un western. Los productores de 20th Century Fox trabajaron en el proyecto como si fuera una producción de bajo presupuesto, pero terminaron sumando al elenco a Marilyn Monroe y Robert Mitchum. De pequeña producción no tenía nada.

Otto Preminger fue el director elegido, aunque muchos opinaban que no era el idóneo para el puesto. En concreto, el productor Stanley Rubin prefería otros nombres, pero siguieron adelante con el plan, para condena del realizador. Terminó tan harto de la experiencia que, durante la posproducción, se fue a Europa, dejando al montador Louis R. Loeffler y a Rubin para que completaran la película. Hacia el final del proceso, parecía claro que no habían contratado al director adecuado.

En cuanto a las condiciones de la grabación, puso en peligro en varias ocasiones a los actores protagonistas. La causa principal fue el rodaje en las bravas aguas del río Bow. Además de los accidentes que sufrieron los dobles de acción, Monroe casi termina ahogada en el fondo del río porque las botas que llevaba se llenaron de agua y no era capaz de salir a tiempo. Pudieron rescatarla, pero se rompió un tobillo. Al mismo tiempo, las broncas entre la entrenadora de la actriz y el director eran constantes y llegó un punto en el que Preminger vetó a la 'coach'. Como Monroe se negaba a seguir sin ella, la readmitieron, pero la tensión se palpaba en el ambiente.

Todo esto resultó en un western cuyo mayor aliciente es el trabajo de Marilyn Monroe y Robert Mitchum. Sin ellos, la cinta se habría perdido en el mar de películas del oeste que era Hollywood en aquellos días. "El paisaje montañoso es espectacular, pero también lo es, a su manera, Miss Monroe. Sin duda, el guionista Frank Fenton ha hecho lo mejor que ha podido para lograr un equilibrio", escribía Bosley Crowther en New York Times. "Es divertido ver a Mitchum y Monroe calentar las cosas en el Viejo Oeste; Monroe está en su momento más luminoso como cantante de salón con un corazón de oro", dice Marjorie Baumgarten en Austin Chronicle.

Tanto Monroe como Preminger siempre han renegado de Río sin retorno. La mala experiencia del director en la película lo motivó a pagar a Fox 150.000 dólares para cancelar el resto de su contrato. Más allá de esto, la realidad es que terminó siendo una película muy agradable para los fans del género.