Dirigido por Doug Liman, el filme no recaudó en cines lo que se merecía: solo 370.5 millones de dólares. La idea de su segunda entrega lleva en activo desde hace una década
La inteligencia artificial nos ha quitado las dudas de cómo sería la banda de los piratas de Sombrero de Paja en una película a lo 'El Viaje de Chihiro' o 'Mi vecino Totoro'
El hombre que visitó Disneyland cada día durante 2995 días consecutivos
¡Solo le paró el Covid!
El 17 de julio de 1955, Walt Disney en persona vivió la jornada inaugural de Disneyland, un lugar que durante su construcción fue conocido como "Mickey Mouse Park" y que ahora, 70 años después de su apertura, ha tenido unas 757 millones de visitas. La mayoría solo pasan una vez en su vida, un pequeño sueño (especialmente para los conocidos como Disney Adults), pero a los habitantes de California les puede salir a cuenta sacar un bono anual. Especialmente a uno de ellos: Jeff Reitz.
Vámonos hasta 2012, cuando Reitz estaba en paro y vagando por las calles de Los Angeles cuando, de golpe, se encontró con un bono anual de Disneyland. Tenía mucho tiempo libre, un bono en las manos para un parque a minutos en coche de su casa, aparcamiento gratis y nada que hacer: empezó a ir todos los días como manera de relajar la tensión. Y no dejó de ir nunca durante 2995 días seguidos, uno tras otro, sin parar.
De hecho, lo único que le impidió cumplir 3000 días fue el cierre del parque por el Covid, que rompió su racha ganadora. Por aquel entonces, Reitz vio subir el precio del pase anual de manera dramática, de 499 dólares en 2012 (el precio de seis entradas) hasta los 1749 actuales. Sí, ha subido 1250 dólares en trece años. Toma inflación. Eso no impidió que Reitz se sacara un selfie diario en el parque y lo subiera a su cuenta de Instagram, que empezó con una Blackberry (para que nos hagamos una idea del paso del tiempo).
Actualmente sale en el Libro Guinness, y no tiene pinta de que nadie le vaya a quitar el honor pronto (al menos, a esos precios). Si te lo estás preguntando, por cierto, su atracción favorita es el Matterhorn Bobsleds y su comida básica, la pasta del restaurante Pizza Port. Si algún día váis y queréis la experiencia de un experto, ya sabéis a dónde ir. ¡De nada!