La violencia en el fútbol peruano, la impunidad y el ridículo [OPINIÓN]


La violencia en el fútbol peruano, la impunidad y el ridículo [OPINIÓN]

La violencia en general, no solo en el fútbol, ha escalado tan radicalmente que ya está fuera de control. Clausurar las tribunas populares por un solo partido no puede ser considerada una acción efectiva para resolver este fenómeno social.

Que dos menores de edad resulten baleados, producto de un enfrentamiento entre dos bandos, distinguidos unos con camisetas de Alianza Lima y los otros con los colores de Universitario, no puede definirse apenas como un “hecho lamentable” ni mucho menos, es un problema que se resuelve con comunicados en los que se apela a la paz y la buena voluntad en favor del fútbol. Es cierto, en un país donde la vida vale menos que un celular, que las autoridades desdeñen el derecho a la integridad física sin sonrojarse no debería sorprendernos. Pero sí indignarnos.

Es en ese contexto que las declaraciones del Premier Alberto Otárola lindan con el ridículo. La violencia en general, no solo en el fútbol, ha escalado tan radicalmente que ya está fuera de control. Clausurar las tribunas populares por un solo partido no puede ser considerada una acción efectiva para resolver este fenómeno social. “Vamos a recular en el sentido de manejo de redes. Los hinchas son libres de expresarse, pero deben ver las consecuencias que trae cuando uno publica o dice algo”, señala el presidente del Consejo de Ministros, quien comete el grave error de no distinguir entre un hincha y un delincuente que utiliza al hinchaje como excusa para cometer actos delictivos. “El hecho que haya habido dos niños heridos de bala nos llevan a la necesidad de tomar este tipo de decisiones, que no busca que los clubes quiebren ni mucho menos”, agrega el abogado y político, revelando así su poco conocimiento o su mucho desinterés sobre la problemática de las barras. Es el espectáculo del fútbol pereciendo a la sombra del show mediático.

Es cierto, el hecho aconteció lejos de un escenario deportivo; pero la gravedad del asunto salta como una alerta y recordación a los clubes para ponerse al día con medidas efectivas que minimicen la intromisión de personas violentas en el fútbol. ¿Cuándo se empadronará finalmente a las barras o se aplicará la prohibición de por vida a quienes transgredan las normas? ¿Por qué la Ley 30037 contra la violencia en los escenarios deportivos sigue siendo letra muerta desde su reglamentación en 2016? Seguramente todo esto pasará al olvido en unas semanas. Mientras, la impunidad seguirá ganando el partido en un país donde a todos nos queda sobrevivir a nuestras autoridades y a la precariedad de nuestros dirigentes deportivos.

Fuente: Depor